20.4.16

Voy a cumplir años y estoy emocionada como cuando era chica. Como hacía años, añísimos, no estaba. Voy a cumplir años con monstruitos escondidos debajo de la cama, con un manojo de arrepentimientos que no entiendo bien cómo acomodar y, sin embargo, estoy emocionada como cuando era chica. Me laten los oídos y todo es transparente. Los monstruitos son monstruitos: ellos lo saben y yo lo sé, no se disfrazan, no los disfrazo. Me laten los oídos y la taquicardia ya no sabe dónde meterse, me explota la piel y la sonrisa. Y justo en ese momento, me llamás para preguntarme si quiero torta de maracuyá y chocolate blanco o de frutilla y chocolate negro. Y justo en ese momento me doy cuenta de que va a ser un cumpleaños plagado de una armonía monstruosamente caótica.
Al final quiero la de frutilla.