26.10.16

Que no podés controlar todo, eso tenés que entender. Eso finalmente estoy empezando a entender.
Después de años de terapia, de relaciones fallidas, de viajes, de ataques de pánico superados, de desafíos tildados, de miedos cagados a patadas y miedos invitados a tomar el té, con una carrera encima y la vida empezando a dibujarse con trazo más o menos firme. Después de todo eso, lo que cuenta es aprender a convivir con el hecho de que no se puede controlar todo.
Relajarse mientras una da lo mejor, eso sí se puede. Se puede controlar poner cada vez lo mejor que se pueda. Y después nada más. Relajarse, adaptarse. Plan B, C, D, J, K, P, Q, R, S. Té con limón, té de canela, de frutos rojos. Yo lo atiendo, o atendelo vos. Me anoto a esto en Muni, a aquello en ese privado y en ese otro. El esteto lila combina con las Crocs, el jean me queda medio chico pero estoy demasiado cansada como para seguir preocupándome tanto. Ya seré flaquita y violentamente más ojerosa cuando sea R1. No podés controlar todo.
Relajate.
No podés.