11.8.10

digamos

¿Te imaginás una licuadora? Bueno, ahora le ponés un par de canciones viejas (o no tanto), unas hojas amarillentas de libro usado, unas gotitas de varios perfumes, delineador y rimmel a gusto, un chorrito de café (puede ser de cualquier tipo, instantáneo, de cafetera, expresso, turco, según preferencia del consumidor), cosas que dejaste colgadas a medio escribir y ponés on en potencia máxima.
Hay una mezcla de muchísimos colores, bien heterogénea. Está bien, así tiene que quedar. Ahora agarrás una cucharita y probás un poco. Tiene gusto raro, ¿verdad? Sí, está bien. Supongo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un disco de Virus, otro de serú girán, ponemos un toque de Sumo, y agregamos un mix internacional para darle un toque gourmet. Los viejos cuadernos donde dibujaba historietas más chotas que pelicula de excesivo presupuesto, pero con la imaginación y la creativad en el máximo exponente de aquella época. Perfumes que me habrán quedado. Aroma a rocío. Gotas de lluvia. Y un cappuccino calentito. Potencia máxima.

Lalá! Una suspensión, medio violácea. Raro, mi color favorito es el rojo, pero supongo que no debe tener relación.

El sabor no lo descifro. Y, yo también, supongo que debe estar bien.

Mariana A. dijo...

me encantó, sabe agridulce :)