17.5.15

En general no suele estar bueno que a una la golpeen en la cara, de lleno, con toda, sin anestesia, sin aviso. No suele estar bueno.
A menos que lo que a una la golpea sea el hecho de que nada es como se suponía que iba a ser, de que una misma no es la que se suponía que iba a ser, la que debía haber sido. POR SUERTE.
Por suerte, porque lo que es es y esta bieeeeeeeeeeeeen. Boluda, está bieeeeeen. Vos estás bieeeeeen. Sí, tenés náuseas.
Sí, estás medio gorduchi, como siempre (¿no?).
Sí, tu promedio no es 9.
Sí, te cagaste en las patas y el año pasado no hiciste guardias.
Sí, qué sé yo.
Pero también sí, las náuseas no te impiden mandar tu currículum a un laboratorio y no impide que vayas a una entrevista y que te acepten como pasante para un proyecto de investigación en un área que te fascina; sí, lo gorduchi no impide que te vayas a comprar ese ambo blanco 38 que te queda pintadito ni que te vayas a comprar ropa hermosa; sí, tu promedio no es 9 pero es 8,5 y ahora da igual; sí, el año pasado no hiciste guardias pero este año sí y descubriste que podés y que la felicidad que te brota es inmensa; sí, qué sé yo. Date una palmadita en la espalda, basta de darte con un caño, ¿podrá ser? Y sí, qué sé yo.

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