6.6.16

De tanto querer controlar, de tanto planear y recortar desprolijidades e imperfecciones, me encontré volviendo por un caminito derechito y sin frenos directo a donde había empezado. Calculo que el dolor de ovarios y un planteo en chiste fueron la trompada que necesitaba para volver a eje.
Si entre tanto que gané me voy a poner a filtrar sólo porque no se adapta a las expectativas de una puber emocional que no entendía nada y creía que sabía todo, vamos mal. La piba tenía expectativas de frígida, de no-vida, de vieja metida en el cuerpo de una adolescente tardía. Uo uo uo, campeona. Aflojando, que todavía no tenemos canas. No es tan importante dormir 8 horas. No hace falta estudiar toda la tarde. Te quedan 4 materias, 2 meses, y de pronto vas a rendir tu último final y te vas a ir de viaje y vas a volver y vas a ser cuasimédica con cuasitítulo y vas a preparar el examen de residencia y, ahí sí, no te para nadie. Pero en serio. Para llegar a eso a nadie le importan las 8 horas de sueño ni que estudies toda la tarde y no salgas 4 fines de semana seguidos, porque vas a volver a ser una resentida. A nadie le gustan las resentidas. Las minas resentidas, las médicas resentidas, las amigas resentidas, las parejas resentidas, las hijas resentidas, las bailarinas resentidas, las extranjeras resentidas. Salí, estudiá, comé, corré, cogé. Control freak nunca nos llevó a nada bueno, que se vuelva solita por su camino aburrido sin flecos ni brillos ni tacos ni portaligas de encaje ni coreografías de francesitos en tiradores.