15.6.16

Olvidarte un ratito, dejarte fluir por una noche, no contar calorías por cucharadita de cheesecake ni horas de sueño perdidas. Escaparte del tornado enredado y abollado. Estar en una burbuja que no es tan burbuja pero que funciona como burbuja de todo lo demás, de todo lo que no es eso, de todo lo que por ese rato no hace falta, porque te estás escapando, alejándote un poquito, un paso para allá, del otro lado del límite de siempre. Porque entonces después salís de la burbuja con una sonrisa, con dos sonrisas, tres o cuatro o una sola que mide como dos metros y alcanza para todo el día, para todo lo que no estaba en la burbuja porque no hacía falta, porque no hace falta ahora tampoco. El delirio que tiene más sentido que cualquier razonamiento lógico y ordenado.