10.7.17

Sentirte chiquita como baldazo de agua fría. 
Estás enojada porque te expusiste al riesgo de sentirte así, enojada con vos, enojada por dejar que llegara, enojada por dejar de ser enorme, porque sos enorme y te sentiste chiquita y te pusiste a llorar entre la lluvia y los truenos, enojada porque lloraste lágrimas sucias, porque el rimmel te chorreó por toda la cara y los ojos se te hincharon y a la mañana tuviste que maquillarte un montón para que no se notara, enojada porque el esfuerzo por no dejar que pasara el límite del domingo te agotó el lunes, te embotó el cerebro, te enlenteció las sinapsis, estás enojada porque es tu responsabilidad no sentirte sola y te sentiste sola. Estás enojadísima y no sabés que hacer con el enojo. 
Buscás recursos mientras cantás por la calle, te reís de los mensajes que tenés cuando prendés el teléfono, sonreís un montón, más de lo que quizás sea genuino, pero está bien, porque por un ratito la sonrisa es real, la taquicardia es verdadera, las otras ganas son ciertas. Preparás una clase mientras tomás té y escuchás música. Sabés que vas a ir a jazz. Te tranquilizás, porque sabés que tenés recursos, los recursos están ahí. Te molesta haber dudado (pero igual estás un poquito enojada todavía).